Los principios de la terapia psicomotriz

Los principios de la terapia psicomotriz serían:
1-Individualización: Se diseña un plan de intervención adaptado al diagnóstico, características y necesidades específicas del niño.
2-Enfoque global: Se considera al niño como un ser integral, trabajando aspectos motores, emocionales, cognitivos y sociales de manera interrelacionada.
3-Relación terapéutica: Se prioriza la creación de un vínculo seguro y de confianza entre el psicomotricista y el niño.
4-Ambiente seguro: El espacio está diseñado para ser seguro y estimulante, con materiales diversos que promuevan la exploración y la expresión.
Las Adaptaciones según el tipo de trastorno
La intervención psicomotriz varía según las necesidades del niño, teniendo en cuenta las características específicas de su trastorno.
a. Trastornos del espectro autista (TEA)
Objetivos principales:
Fomentar la conexión corporal y la conciencia del entorno.
Estimular la interacción social y la comunicación, tanto verbal como no verbal.
Reducir comportamientos repetitivos o estereotipados a través del juego estructurado y espontáneo.
Estrategias:
Uso de materiales que capten su atención (pelotas, colchonetas, texturas).
Estimulación del juego simbólico para trabajar emociones y habilidades sociales.
Rutinas predecibles dentro de la sesión para reducir la ansiedad.
b. Trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
Objetivos principales:
Mejorar la autorregulación emocional y conductual.
Fomentar la atención sostenida y la planificación motora.
Canalizar la hiperactividad a través de actividades físicas dirigidas.
Estrategias:
Incorporar actividades que alternen movimiento intenso con períodos de relajación.
Juegos que impliquen seguimiento de reglas sencillas para reforzar la capacidad de atención.
Actividades de coordinación motora y percepción espacial para mejorar el control corporal.
c. Parálisis cerebral o trastornos motores
Objetivos principales:
Mejorar la movilidad, el equilibrio y la coordinación.
Promover la conciencia corporal y la autonomía en movimientos básicos.
Estimular el desarrollo sensorial y perceptivo.
Estrategias:
Uso de materiales adaptados (rollos, rampas, colchonetas) para facilitar movimientos funcionales.
Ejercicios de relajación para reducir espasticidad o rigidez muscular.
Integración sensorial para trabajar la percepción táctil, auditiva y visual.
d. Trastornos del lenguaje y comunicación
Objetivos principales:
Estimular la comunicación a través del cuerpo y el juego.
Mejorar la coordinación motriz fina y gruesa, relacionadas con el lenguaje.
Estrategias:
Actividades que combinen movimiento y verbalización (como señalar, repetir sonidos mientras se juega).
Juegos simbólicos para trabajar habilidades de interacción y vocabulario.
e. Trastornos emocionales o conductuales
Objetivos principales:
Facilitar la expresión emocional a través del movimiento.
Promover la autorregulación y la tolerancia a la frustración.
Fomentar el vínculo terapéutico y la seguridad emocional.
Estrategias:
Juegos que permitan expresar conflictos internos (golpear pelotas, construir y destruir estructuras).
Actividades que desarrollen la capacidad de relajación y autocontrol.
Refuerzo positivo para fomentar la autoestima.
f. Retrasos globales del desarrollo
Objetivos principales:
Potenciar las áreas del desarrollo más afectadas, como motricidad gruesa y fina, percepción sensorial o comunicación.
Fomentar el juego como medio de aprendizaje.
Estrategias:
Actividades que integren diferentes estímulos (texturas, sonidos, movimientos).
Ejercicios básicos para estimular hitos del desarrollo motor, como gatear, saltar o agarrar objetos.
Uso de juegos sensoriales y simbólicos.
3. Estructura de una sesión individual
Acogida:
Momento inicial para generar confianza y adaptar la sesión al estado emocional del niño.
Calentamiento o activación:
Actividades suaves para preparar al niño, como balancearse, saltar o juegos sencillos.
Trabajo central:
Actividades específicas según los objetivos terapéuticos (relajación, coordinación, interacción, etc.).
Relajación y cierre:
Tiempo para calmar el cuerpo y la mente, con ejercicios de respiración o masajes suaves.
Se despide al niño reforzando logros y experiencias positivas.
4. Papel del psicomotricista
Observador activo: Detecta las necesidades del niño a través de sus gestos, movimientos y reacciones.
Facilitador de experiencias: Propone actividades ajustadas a las capacidades y desafíos del niño.
Acompañante emocional: Ofrece un espacio seguro para que el niño exprese sus emociones y avance a su propio ritmo.
5. Beneficios del trabajo psicomotriz individual
Mejora de habilidades motoras y funcionales.
Fortalecimiento de la autoestima y la confianza.
Mayor capacidad de autorregulación emocional.
Desarrollo de habilidades sociales y comunicativas.
Potenciación de la autonomía en la vida diaria.
Este enfoque permite atender las necesidades particulares de cada niño, promoviendo un desarrollo integral y respetuoso
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